¿Son los churros un invento chino?
Cuando, en el año 1271, Marco Polo llegó a China, los churros ya llevaban funcionando allí más de cien años.
Lo que dio origen a este invento, es digno de saberse: al parecer, el General Yue Fei -un gran héroe, muy amado por la gente de su época- había sido mandado ejecutar, muy vil y cobardemente, por un envidioso politicucho de provincias: el canciller Qin Hui, apodado «El Canalla».

Entonces, cierto panadero de Hangzou, para desahogar su indignación, inventó una masa alargada, hecha de sal y de harina, que simbolizaba a este odioso personaje siendo arrojado a una caldera de aceite hirviendo.
Pronto cundió el ejemplo, y los chinos extendieron la receta por todos sitios, haciendo suya aquella forma de rabia transformada en fritanga.
Llamaron al invento Youtiao («palos de pan frito»). Y han llegado, tal cual, hasta el día de hoy.

No sabemos si fue el propio Marco Polo o -más probablemente- los expedicionarios portugueses del siglo XVI, quienes copiaron la receta y la trajeron a la Península.
La teoría carpetovetónica sobre el origen de los churros
De todas formas, tampoco es que el invento sea algo tan ingeniosísimo, ni una ocurrencia muy excepcional, tipo penicilina, o teoría de la relatividad, o algo así.
Yo, sinceramente, casi que me quedo con esta otra explicación que os cuento ahora: esta versión otorga la invención del «Churro» a los antiguos pastores trashumantes, quienes, no teniendo acceso a cocer pan en el horno, habrían resuelto el asunto echando mano de la masa del pan, friéndola, en vez de hornearla. Directamente. Yatá. No es tan difícil, pienso yo. No hay que irse a China para llegar a descubrir algo así.

Además, al parecer, el nombre lo inventaron los propios pastores. Ya que la masa frita que ellos preparaban, era muy similar a los cuernos de sus ovejas, que, en su mayoría, eran de raza churra.
De hecho, cuando esta costumbre se popularizó, había sitios donde a los churros les llamaban «ovejas fritas». Ya te digo.
A fin de cuentas, en los antiguos recetarios de Al-Andalus, ya hay referencias a buñuelos de masa frita. Incluso en el De Re Coquinaria, de Apicio. (siglo I d.C.), aparece algo así.
Las primeras churrerías
Bueno, dejando de lado estas teorías, lo cierto es que las primeras noticias escritas que se tienen acerca de establecimientos churreros no son muy antiguas. Datan siglo XIX. Aunque del oficio de churrero sí que existen referencias mucho antes. Lo que sucede es que el antiguo churrero es un nómada, que va con su carrillo de feria en verbena.

Y no es hasta los años de 1800 cuando se montan las primeras chocolaterías, como lugares estables para comprar y consumir churros. Paradójicamente, la mayoría de estos locales, desde sus inicios, presentan una decoración muy snob y glamurosa, nada concordante con el carácter popular de los churros verbeneros.
Por qué los churros madrileños tienen forma de lazo
de lazo madrizleños, tienen esa forma porque, en las antiguas verbenas de La Paloma, no te los servían en cucurucho, sino atravesados por un tallo de junco que los unía. Y que la gente colgaba, mientras los iba comiendo.
Bueno, ahora que os tengo calentitos. Seguro que estáis deseando que os diga cuáles son las churrería imprescindibles madrileñas. Así que ahí va mi lista secreta desvelar una relación de algunas de las más castizas churrerías de Madrid